La Pastoral de la Movilidad Humana y los emigrantes retornados con discapacidad. Construir caminos hacia la reintegración

El tema de la migración centroamericana hacia Estados Unidos destaca en los estudios migratorios no sólo por sus elementos históricos, sino también por sus especificidades en el contexto actual. Honduras, junto con otros países de la región, destaca por sus altos índices de emigración de personas en busca de condiciones más dignas de sobrevivencia, huyendo de un contexto marcado por la falta de oportunidades, el desempleo, la violencia, la acción de grupos del crimen organizado, la pobreza, entre otros aspectos que limitan las posibilidades de desarrollo en el propio país.

Se trata de personas que salen de sus países y afrontan el tránsito migratorio en situación de vulnerabilidad, ya que no cuentan con los recursos necesarios para emprender la ruta migratoria de forma segura. No son raros los casos de quienes utilizan como medio de transporte el tren de carga conocido como La Bestia, exponiéndose a factores de riesgo (Ruiz Marrujo, 2001) como abusos, secuestros, extorsiones, caídas, amputaciones e incluso la muerte.

La discapacidad es un fenómeno complejo y multidimensional que incluye dos facetas claramente definidas, la individual y la social (Tobar Estrada, 2013). Es importante considerar la experiencia subjetiva, las necesidades de atención e intervención, así como los factores de clase y género, por ejemplo, que entran en juego en el proceso de reintegración de las personas lesionadas cuando regresan a Honduras. Los eventos traumáticos relacionados con el accidente y la amputación de alguna parte del cuerpo, sumados al proceso de deportación, configuran un escenario en el que las personas regresan a su lugar de origen con sueños frustrados, confundidas, traumatizadas, en procesos de duelo. Una situación que se torna aún más compleja y delicada para las mujeres, dado que muchas de ellas enfrentan violencia en el ambiente familiar y pueden ser más susceptibles a abusos y violaciones.

Cuando estos factores se combinan con la condición migratoria, la persona con discapacidad se enfrenta a una serie de bloqueos sociales que, en consecuencia, pueden empeorar aún más sus condiciones de vida y las de sus familias en términos de exclusión o pobreza (Terrones, 2020). Y es que el retorno en sí es un proceso complejo en el que se añaden matices cuando se trata de personas que vuelven a su lugar de origen por un proceso de deportación, que interrumpe su trayectoria, y con una discapacidad, que impone una nueva condición física, afectando a este retorno al lugar social e implicando nuevas necesidades para un proceso de reintegración, que, no pocas veces, es desatendido por el propio país de origen, que sería su lugar seguro, su patria, recayendo así en las familias.

Es más, detrás de los rostros de cientos de migrantes retornados con discapacidad hay cientos de madres y esposas que nunca han salido de Honduras, pero que viven las consecuencias de la migración y se dedican a cuidar y mantener a sus familias. Todo este trabajo de cuidados también repercute en su salud emocional y física.

El retorno de migrantes con discapacidades debidas a accidentes en la ruta migratoria retrata un aspecto de gran vulnerabilidad en el contexto migratorio, aunque se trate de un número relativamente bajo de casos. Sin embargo, requiere un abordaje sensible para no correr el riesgo de culpabilizar al migrante por las circunstancias que llevaron a la amputación, por haber utilizado el tren de carga, por ejemplo, y quitarle al Estado la responsabilidad de atender estos casos aduciendo que se trata de problemas de salud individuales. Este entendimiento implica abandonar la perspectiva que considera los casos de amputación como situaciones circunstanciales o accidentales dentro de la migración, dado que tales eventos son construidos socialmente. Por lo tanto, más que una cuestión asistencial, se trata de una cuestión de derechos humanos que, independientemente de los índices de ocurrencia, requiere de la acción e intervención activa del Estado y sus instituciones específicas para que los migrantes retornados con discapacidad reciban un tratamiento adecuado a sus necesidades (Tobar Estrada, 2013).

La Pastoral de Movilidad Humana proporciona atención y apoyo a las personas que sufren accidentes en su ruta migratoria y regresan a Honduras con alguna discapacidad, incluido el acceso a servicios de salud física y rehabilitación -como prótesis y sillas de ruedas- y servicios de salud mental mediante asesoramiento psicosocial.

En un intento por romper con el cúmulo de situaciones que configuran la vulnerabilidad de los retornados con discapacidad, las instituciones que atienden a esta población, como PMH, buscan minimizar las consecuencias de esta migración en el migrante y su familia, señalando caminos y brindando apoyo, reconociendo sus capacidades y potencialidades, creando y fortaleciendo redes de articulación y solidaridad, para que puedan ser protagonistas de sus vidas y personas activas en los procesos de reconstrucción de sus vidas tras el retorno.

Los temas mencionados se tratan con mayor profundidad en el próximo volumen que publicarán la editorial CSEM y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Honduras (FLACSO): el libro "Pastoral de Movilidad Humana y Migrantes Retornados con Discapacidad. Construyendo caminos para la reintegración".

El libro forma parte de las actividades conmemorativas de los 30 años de misión de la Pastoral de Movilidad Humana en Honduras y es fruto de un proyecto de investigación en curso coordinado por el Centro Scalabriniano de Estudios Migratorios.

El primer capítulo presenta las líneas de acción y áreas de trabajo de PMH con migrantes retornados con discapacidad, así como el perfil de las personas atendidas por la institución para acceder a servicios de salud física y salud mental en los últimos 10 años, con base en los formularios de atención.

El segundo capítulo examina los elementos del viaje migratorio que entrañan riesgos y situaciones que provocan accidentes que afectan a los migrantes en la ruta y, en consecuencia, causan lesiones o mutilaciones que provocan discapacidades físicas.

El tercer capítulo aborda el retorno a Honduras y el proceso de reintegración al lugar de origen, destacando las necesidades, dificultades, recursos y acciones de apoyo que instituciones como PMH desarrollan con los retornados discapacitados en el desafiante proceso de resignificar su existencia, desarrollar alternativas de supervivencia y lidiar con una o más amputaciones y sus efectos en la salud mental.

La publicación está disponible a continuación:

Referencias:

RUIZ MARRUJO, Olivia. Riesgo, migración y espacios fronterizos. En: Revista de Estudios demografía urbano y, mayo agosto, nº 47, p. 257- 284. El Colegio de México, México. 2001

TERRONES, Luisa Alquisiras. Mutilaciones en el orden neoliberal: migrantes centroamericanos en tránsito por México. Tesis doctoral. Puebla. Noviembre de 2020.

TOBAR ESTRADA, Anneliza. Discapacidad y migración a México y Estados Unidosun análisis desde el punto de vista de la exclusión social. En: Enrique Baltar Rodríguez, María da Gloria Marroni, Daniel Villafuerte Solís (Coordinadores), Viejas y nuevas migraciones forzadas en el Sur de México, Centroamérica y el Caribe. México: D.R. Editores e Impresores Profesionales EDIMPRO, S.A. de C.V. 2013. p. 173-214.

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