La poderosa narrativa sobre las historias de migrantes y sus familias durante los procesos migratorios en la región Centroamérica- México- Estados Unidos, en cinco capítulos, revela desde diferentes perspectivas, las jornadas angustiantes de las familias que viven con la desaparición de seres queridos mientras enfrentan la ruta mexicana.
Además de las terribles circunstancias, estas familias lograron trascender el dolor y la incertidumbre, convirtiéndose en agentes de cambio. Encuentran un nuevo significado a la dualidad entre dolor y esperanza, exigiendo justicia, verdad y el cese de las desapariciones en las rutas migratorias que persisten en los días de hoy.
La narrativa también destaca el valiente trabajo de agentes de pastoral, defensores de derechos humanos y migrantes que, como testigos y víctimas, denuncian las atrocidades ocurridas durante el cautiverio y desaparición de migrantes.
La movilización de estos defensores derivó en denuncias ante el gobierno mexicano, a pesar de la negación inicial de los hechos, lo que resultó en la criminalización de los migrantes y sus derechos. Con la resistencia de estos grupos el trabajo en red se fortaleció y el tema gana cada vez más repercusión internacional.
El libro también señala cómo la negligencia del gobierno mexicano fue un error enorme que condujo a la tolerancia del crimen, la impunidad y la crueldad. Esto sentó un precedente que continúa afectando al país en la actualidad. Aunque en ese momento había un pequeño número de personas y organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos de los migrantes, el gobierno persistió en negar y minimizar los crímenes cometidos.
La misma situación ocurrió en Honduras, como lo documenta el testimonio de Rosa Nelly. Los familiares de migrantes desaparecidos han tenido que luchar incansablemente para ser escuchados, formando colectivos y desarrollando sus propias estrategias de búsqueda y documentación. Incluso frente a las dificultades, estas familias traspasaron las fronteras geográficas, buscando justicia y visibilidad nacional, regional e internacional.
A pesar del progreso colectivo, las familias aún no han logrado la verdad, la justicia y la garantía de que tales atrocidades no se repetirán. Es fundamental resaltar que, si bien transformaron su dolor en lucha, eso no significa que lo hayan olvidado. El libro destaca la importancia del acompañamiento en salud mental y estrategias para deconstruir los estigmas en relación a las desapariciones de migrantes.
La ausencia de personas desaparecidas afecta profundamente a las familias, especialmente a los niños y adolescentes. La esperanza de encontrarlos con vida es una constante que impide a muchas familias encontrar el cierre que necesitan para sanar sus heridas.
A través de sus acciones colectivas, los Comités de Familiares de Migrantes Desaparecidos han desafiado las políticas gubernamentales y promovido la creación de mecanismos transnacionales de búsqueda y justicia. Sus demandas incluyen la rendición de cuentas de los Estados en relación con las desapariciones y masacres documentadas en el siglo XXI. Sin embargo, a pesar de sus incansables esfuerzos, aún no han recibido la justicia que buscan.
El libro también destaca la importancia de fortalecer la demanda de una Comisión de la Verdad y una Comisión Especial para la Investigación de Masacres y Desapariciones de Personas Migrantes. Estas comisiones son esenciales para lograr la justicia y las respuestas que tanto anhelan las familias, y para que estos crímenes de lesa humanidad finalmente cesen.
