Hace seis años “Domésticas Unidas” nació en San Antonio, Texas, como una organización que nuclea a trabajadoras del hogar migrantes. Sputnik conversó con Irasema Cavazos, una de sus directoras y te cuenta sobre su trabajo.
La fundadora fue Araceli Herrera, una mexicana que cruzó hacia Estados Unidos y llegó a San Antonio buscando una mejor vida para su familia. Hoy su organización nuclea a 300 mujeres que son trabajadoras del hogar y que en su mayoría también cuidan niños y personas con capacidades diferentes.
“Si no pueden encontrar trabajo, viven de una manera muy precaria. Si ya de por sí a la mujer se le paga poco, en el trabajo doméstico se le paga peor. Entonces, formamos la organización para ayudarnos unas con otras”, relató.
La organización también trabaja con mujeres que han llegado a San Antonio desde Venezuela, Colombia, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y México.
“Cada trabajadora sabe qué patrón tiene. Nosotras tenemos talleres para enseñarles cómo negociar un mejor salario, porque a veces trabajan 12 años y no les dan aumento”, señaló Cavazos, “les aumentan las tareas y no les dan aumento”, agregó.
Cuando su madre — María Durán — regresó a Estados Unidos, ya casada y con tres niños entre ellos Irasema, se negó a hablar inglés.
“De mi madre viene mi rebeldía también y yo creo que tenemos que resistir, como se resistieron las leyes que impedían el matrimonio entre razas en Estados Unidos. ¿Por qué vamos a obedecer leyes que son injustas cuando criminalizan a una persona que anda pidiendo refugio?”, se preguntó.
Apoyo emocional y psicológico
Buena parte del trabajo de la “Domésticas Unidas” discurre por la contención y la atención psicológica. “Estudiamos un poquito de psicología y lo que sufre la mujer con ese hueco que tiene por echar de menos a su familia, su comunidad, su cultura”, explicó Cavazos.
La solución ha sido buscar una respuesta colectiva, haciendo festejos de cada país, con la comida y música típicas para amenizar las convivencias.
“Compartimos, nos ayudamos y hablamos de nuestras familias. Eso ayuda a sanar un poco. También tenemos talleres de cómo obtener la calma interna porque las mujeres pasan por muchos traumas, muchas experiencias difíciles que van ahondando ese hueco que sólo se llena con la cercanía entre una mujer y otra”.
También hay formación en cuidados que es certificada por cuatro enfermeras, lo cual les permite a las afiliadas pelear por una paga más adecuada, y fomentan que las mujeres profesionales contraten una mujer migrante aunque no tenga papeles para colaborar así de manera directa y desde su casa, con una lucha más grande.
“Si estás resistiendo estas políticas anti-migrantes ve más allá, hazlo personal”, dijo Cavazos. “Somos un poquito rebeldes en cuanto al trabajo, porque en Estados Unidos si no tienes documentos las personas no quieren emplearte y las que te emplean es para abusar y pagarte menos”, agregó.